¿Es Puerto Rico la Isla donde el Encanto se ha perdido?
Por: Héctor R. Meléndez Cortes
Durante años Puerto Rico se ha denominado la Isla del Encanto. Como vemos en Borinquen se goza de muchos encantos, su tibia arena, sus aguas cristalinas, los bosques y bellos ríos y el pronto recorrido del campo a la ciudad lo sitúa como un destino que el que lo visita “desea volver”. A parte de sus encantos naturales se ha mencionado el calor de los puertorriqueños como un eslabón importante para la denominación de encanto, el espíritu de fiesta, los bailes y hasta la poca dificultad que presenta algún extranjero de habla Inglés que visita la isla, ya que en cada lugar, algún puertorriqueño puede comunicarse en su lengua. Pero para nosotros los puertorriqueños ¿el encanto se ha perdido?
Es difícil contestar la pregunta debido a que cada puertorriqueño puede tener opiniones divididas, por lo tanto encajonar la contestación en un sí o no es complicado y simplista para un tema tan importante. Comencemos con preguntarnos ¿Qué es la isla del encanto? Cada cual tendrá su definición, algunas bien cercanas como ir de Ponce a Peñuelas, otras distantes como ir de Fajardo a Culebra, pero como nos cuentan, no dejan de ser del 100 x 35, en resumen son definiciones de un boricua y es validada. Ahora, tal vez esto te resulte familiar o poco conocido.
En un compartir de domingo, con café en mano se desató la rica conversación sobre que era encanto para unos compañeros y este servidor, se discutió sobre lo que es encanto para nosotros y si ello se había perdido. Definimos el encanto de nuestra isla como sus paisajes naturales y la cultura viva que manifestamos así como los logros obtenidos a través de la historia, que nos han puesto como punto de observación en un mapa y un detalle que se mencionará mas adelante. Por otro lado debatimos si el encanto se había perdido en Puerto Rico. No pudimos tapar la oleada de violencia que viene atravesando la isla, el desempleo, el traslado de los nuestros al exterior, las culturas que poco a poco han hecho su entrada y su impacto en la nuestra, la deserción escolar y la ya renombrada pérdida de valores. Inmediatamente entramos en esa discusión, donde lo antes mencionado abarca los diferentes medios informativos del país que nos hacen la notificación diaria, nos dimos cuenta que el encanto de nuestra isla no es solo de los factores ya mencionados.
Para nosotros La Isla Del Encanto esta en los educadores de nosotros y cuando mencionamos educadores nos referimos a los seres que de alguna manera nos llevan educación, que fomentan aprendizaje y desatan conductas proactivas para un mejor Puerto Rico, por consiguiente un mejor de mí mismo. Esos educadores que son la familia, los maestros, aquel vecino que crecemos viendo, el camionero que se despierta mientras dormimos para que cuando vallamos algún lugar el producto ya este distribuido, en los que trabajan en los frutos, en los maestros que están día a día tratando de que el estudiante siga aprendiendo, en los escritores que plasman nuestra historia para que la conozcamos y no sea pasada por alto, en los pescadores que nos traen el pescado fresco que se disfruta, en los profesionales que colaboran con nosotros, en resumen, en las manos que mueven el país y fomentan el mensaje de bien, de respeto y que de alguna manera nos brindan aprendizaje devoto de su conocimiento. El encanto que compartimos no es superficial, es mas allá de eso, es levantarse en la mañana y decir un buenos días, saludar y preocuparse por los demás, es ayudar al otro aunque nos quedemos cojeando de un lado, ello es la Isla del Encanto y esto no se ha perdido.
El encanto que definimos va de las ideas que los próceres plantaron, las que nuestros mentores fomentaron y las que provocan que los jóvenes propongan e intentan lograr, en los inventos que se desarrollan en Borinquén y no se explica cómo funciona, en los profesionales que por compromiso realizan su trabajo por el bienestar de alguien más. Este encanto está en la educación y recordamos que la educación está en cualquier lugar a donde mires, en cualquier pensamiento que se desate. La Isla del Encanto tiene su encanto, ahora está en nosotros seguir fomentándolo y es aquí el porque me tomo el momento para decir manos a la obra, que nuestro encanto no debe ser apagado, sino recalcado y puesto en práctica. Somos muchos los que vivimos y reconocemos este encanto, plantea la pregunta y comparte tu respuesta.